La experiencia nos enseña que las emergencias sanitarias se caracterizan por tener distintos impactos dependiendo del género, y que los esfuerzos de preparación y respuesta deben interpretar las dimensiones de género de estas crisis, tanto para evitar la profundización de las desigualdades como para aprovechar las oportunidades de promover la igualdad de género. En este sentido, la pandemia por COVID-19 no es diferente. La mayoría de los gobiernos han cerrado temporalmente sus instituciones educativas en un esfuerzo por contener el avance de esta pandemia. En todo el mundo, los países intentan asegurar la continuidad del aprendizaje a través de modalidades alternativas de educación, incluyendo el aprendizaje en línea. Es esencial que estos esfuerzos consideren el riesgo de crecimiento de las desigualdades y el potencial de desvinculación y abandono escolar entre niños y niñas una vez que las escuelas vuelvan a abrir sus puertas. Si bien esta es una situación de crisis, también se puede interpretar como una oportunidad para promover la innovación, fortalecer la capacidad de recuperación y respuesta ante las cuestiones de género de los sistemas educativos, y cerrar las brechas de género y otras desigualdades en la educación y a través de ella.